Discriminar el hambre y la escasez |
Nada de esto es una
sorpresa sino la consecuencia de la destrucción. Hemos pasado del
desabastecimiento a la escasez. El fantasma del hambre cubre con su sombra a
Venezuela entera. Con el hambre llega la desesperación, el abuso, la
indignación y la protesta. El gobierno tendrá que aprender por la mala que con
el hambre de la gente no se juega.
La semana pasada llegó
la legítima indignación pública a unas pocas cuadras del Palacio de Miraflores.
Hombres y mujeres hambrientos protestaron en la Avenida Urdaneta y en la
Avenida Fuerzas Armadas, mientras elementos de los colectivos atacaban a los
periodistas que pretendían dar la noticia.
El reloj está
corriendo, tic-tac-tic-tac, y la explosión ahora ocurre a diario, en los
sectores populares, en todo el país. Desplazar el conflicto no evitará el
estallido, lo colocará en las bases de un edificio que se desploma ladrillo a
ladrillo.
Las colas del hambre
Indignados y hambrientos en las colas |
Largas colas han
crecido a las puertas de supermercados, panaderías, abastos y farmacias,
hombres, mujeres, niños, ancianos, uno detrás del otro, se colocan a las
puertas de estos establecimientos desde la madrugada. Sin saber que esperar,
sin tener idea de lo que han de encontrar, “a ver que llega” dirá algún alma
desesperada.
A cierta hora llegan
unos motorizados, los “colectivos”, a imponer su “orden”, llegan nuevos abusos,
pasando por encima de la multitud que ha hecho su cola pacientemente incorporan
una lista de “su gente”. Grita un motorizado “acá hay 50 antes de la señora”.
Llegan en tropel, hay tensión, pero pocos se atreven a protestar. Los primeros
en entrar se llevan el grueso de la mercancía, los productos regulados
desaparecen en poco tiempo. Pronto serán los bachaqueros quienes los venderán
en espacios clave, en la Redoma de Petare, por ejemplo.
Este es el primer
escenario de conflicto. Las colas han sido lugar de encuentro de una población
hambreada e indignada, cada día más hastiada del abuso. Allí se ha incrementado
la irritación, la ira popular, al mismo ritmo en que han desaparecido productos
básicos para la vida cotidiana, la leche, el arroz, la harina de maíz.
Las alturas del poder
¿Cómo se ve el hambre desde arriba? |
En las alturas del
poder, en Miraflores, en Fuerte Tiuna, han venido monitoreando la situación. A
pesar de que sus neveras están llenas saben que la escasez de alimentos y
medicinas reina en las calles de Venezuela.
Son los responsables del hambre, son quienes hicieron negocios con la
destrucción de la producción nacional.
Entre los pasillos del
poder circulan quienes importaron alimentos para PDVAL, quedándose con los
dólares, y dejando corromper la comida en el puerto. Por esos mismos rincones
del poder pululan los responsables de tantas expropiaciones, los que dijeron
que importarían medicinas para quedarse con el dólar preferencial que les
facilitaba un alto pana.
El hambre del
ciudadano común es apenas daño colateral del mórbido enriquecimiento de la
pequeña nomenklatura. Se enriquecieron con el hambre de las mayorías, pero
ahora están preocupados. Tic-tac-tic-tac, vienen por ellos, lo intuyen, el aire
se siente distinto, es una sensación en la boca del estómago que no logran
ocultar con ningún elixir exótico.
El cuero seco se levanta
El hambre y la protesta en el centro de Caracas |
La expansión del
hambre ha traspasado la raya amarilla, aquella frontera que separa el miedo de
la indignación desesperada y la ira popular. Entre enero y abril de este año
más de dos mil protestas registradas cubrieron a Venezuela. En los primeros
cinco meses de 2016 los saqueos, frustrados o efectivos, han superados los dos
centenares.
Las cifras de lo
ocurrido entre marzo
y abril son dramáticas. Solo en el estado Miranda saquearon tres camiones y hubo
dos intentos de saqueo en locales de alimentos. En Zulia saquearon cinco
camiones, dos farmacias, y ocho locales de venta de alimentos, intentando
saquear una más.
En
oriente el fenómeno es similar, en el estado Sucre, uno de los más pobres del
país, saquearon cinco camiones, intentando saquear un sexto sin éxito, así como
intentaron saquear un local de alimentos. En Aragua, Falcón, Portuguesa y
Cojedes saquearon un camión que cargaba comida en cada estado. En Guárico fue un
local de alimentos el saqueado.
Periodistas agredidos para silenciar a los medios |
En
Caracas se registró el saqueo en un local de alimentos, pero fueron cuatro los
intentos, en mayo saquearon un camión. En Apure tres camiones. En Lara un
camión y un intento de saqueo en un local de alimentos. En Bolívar un intento
en un lugar de venta de alimentos. En Anzoátegui saquearon dos camiones y hubo un
intento de saqueo en un local de alimentos.
En
Nueva Esparta hubo un intento de saqueo en un lugar de venta de alimentos. En
Carabobo fue un camión y un intento en un local. En Trujillo un camión
saqueado, y en Táchira un local de alimentos, junto con dos intentos, uno de
saqueo de un local de alimentos y otro de un camión. Estas son apenas cifras
preliminares del Observatorio Venezolano de la Conflictividad Social.
La respuesta del
gobierno ha sido una mezcla perversa de represión y humillación. Mientras
bloquea la posibilidad de una salida constitucional y democrática a la crisis
política se dedican a reprimir las protestas sociales asociados con el hambre y
la escasez de medicinas. Disfrazada de una extensión de las OLP se activa un
aparato represivo nacional militarizado.
Los CLAP llevarán el conflicto a cada comunidad
El Ministro del hambre |
Sabiendo que no puede
resolver el problema de la escasez en el corto plazo el gobierno ha decidido,
irresponsablemente, desplazar el escenario del conflicto de las colas en los
establecimientos al seno de cada comunidad. Queriendo ver desaparecer las colas
activaron los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP),
coordinados por los impopulares Consejos Comunales, para repartir unas escasas bolsas
de comida.
Múltiples escándalos
de corrupción circulan alrededor de los Consejos Comunales, robo de recursos,
enriquecimiento de unos pocos a partir de la explotación de las necesidades de
muchos. Nuestras comunidades populares son cada día más diversas, política y
culturalmente, no así estas instituciones. Los Consejos Comunales fueron
concebidos como instrumento de construcción de una nueva hegemonía política.
Los reconocidos por el gobierno están vinculados al chavismo. Sobre ellos caerá
la terrible responsabilidad de construir las listas para la distribución de las
bolsas de comida.
¿Todo para los CLAP? |
Está claro que no
habrá comida para todos, y las bolsas probablemente quedarán distribuidas entre
aliados y amigos locales de los miembros del Consejo Comunal, el primer círculo
de distribución será para los camaradas del PSUV. Para los demás, las grandes
mayorías, queda el hambre y el abuso de los bachaqueros. Hacia la comunidad
local se está desplazando el conflicto por los recursos limitados, quienes
diseñen la lista recibirán la presión de los excluidos, de los hambrientos.
Las Fuerzas Armadas
tendrán la otra pata de este sistema de distribución local de alimentos, más
allá de la retahíla de ministerios de los despachos oficiales, serán los verdes
quienes manejaran la movilización de la comida. Entonces, sobre unas Fuerzas
Armadas corrompidas por múltiples negocios y sobre las organizaciones locales
del chavismo caerá esta última etapa de la crisis. Ellos serán los encargados
de la distribución. Los verdes harán negocios y los rojos distribuirán el
hambre. La frase “el que parte y reparte se lleva la mejor parte” tendrá una
terrible vigencia.
.., la mano del que te da de comer
¿Chantaje con la comida? |
El otro factor que es
imprescindible tomar en cuenta es el mecanismo de control político y social que
pretenden tener los CLAP sobre la sociedad. Obligar a todos a comer de una
misma mano es el sueño del totalitarismo chavista. En medio de un escenario
político de confrontación, impregnado de fuerzas crecientes que pugnan por
construir un cambio hacia la democracia, la perversa tentación de chantajear
políticamente a la población con la comida se convierte en un tema central.
Esto constituye una
humillación aberrante que exacerbará los conflictos dentro de las comunidades. La
discriminación política para repartir alimentos, en un escenario donde se
colocarán alcabalas para detener el cambio político, bajo la forma de
recolecciones de firmas, y reafirmazos, de amenazas contra empleados públicos,
funcionarios y “beneficiarios” de los decadentes programas sociales del
chavismo, generará más indignación que sometimiento.
A lo largo de estos 17
años el chavismo ha apelado a diversas formas de chantaje y de control político
para establecer la sumisión social. Ante el reto del 2003 y 2004 las Misiones
Sociales fueron usadas para controlar a la población, encuadrándola, controlándola,
para ganar el Revocatorio de 2004.
A los excluidos: represión |
Pero el escenario
actual es distinto, por dos razones fundamentales. Primero, porque la escasez
de alimentos y medicinas que sufrimos actualmente, representa la crisis más
profunda de nuestra historia contemporánea, por lo que no estará el gobierno
abasteciendo comida sino distribuyendo hambre. Y segundo, por el factor
esperanza, me explico, si algo ha logrado remover el resultado electoral del 6
de diciembre y la campaña por el Referéndum Revocatorio es la indefensión
aprendida que el chavismo había implantado. Con unos escasos ingresos
petroleros y con la percepción mayoritaria de que cualquier escenario electoral
terminaría con un fracaso para el gobierno, el factor esperanza puede ser más
efectivo que el chantaje por hambre.
¿Podrán contener la esperanza? |
En resumen, la acción
irresponsable de intentar trasladar el conflicto por la comida al seno de cada
comunidad, tendrá un efecto terriblemente corrosivo en Venezuela. No podrán los
CLAP distribuir alimentos inexistentes, porque no se ha aumentado la producción
ni hay divisas para importar, por lo que solo distribuirá localmente más hambre
y miseria. El enfrentamiento entre incluidos y excluidos se instalará alrededor
de quien escriba la lista. Se ha colocado en manos de los militares y de las
organizaciones locales del chavismo, una bomba de tiempo activa y potente. Son
los Juegos del Hambre en Venezuela, y el gobierno es el responsable central.
Tic-tac-tic-tac…
Comentarios