La victoria de Barack Obama en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos no es únicamente la evidencia de un importante avance en la historia de ese país, sino que también podría convertirse en una corriente de aire fresco en la política mundial.
El liderazgo de Barack Obama es parte de una larga tradición progresista dentro de la sociedad estadounidense, vinculada con valores sobre los cuales fue construido un país que se concibe a sí mismo como un proyecto de hombres libres en búsqueda de la realización plena de la libertad humana. Estados Unidos es un experimento civilizatorio de la humanidad.
Estamos viendo el triunfo de aquellos valores y luchas que nos hacen admirar a Estados Unidos, a un país compasivo y progresista, liberal y modernizador, en el que creyeron y por el que lucharon Franklin Delano Roosevelt, John Fitzgerald Kennedy, Bobby Kennedy, Martin Luther King Jr., etc.
Actualizar y proyectar el legado progresista, fundamentalmente vinculado con corrientes del Partido Demócrata, será la gran responsabilidad histórica de Obama, contribuyendo con la transformación que la comunidad mundial necesita darse. Levantar el prestigio de los Estados Unidos ante la comunidad global para poder volver a ejercer un liderazgo constructivo es parte fundamental del reto del nuevo Presidente.
Asimismo hemos visto la derrota de los neoconservadores frente al avance liberal progresista de los demócratas. El desastroso gobierno de George Bush deja un paisaje de ruina económica, aislamiento internacional y retroceso social. La agenda neocons y la alianza que la sostenía yacen derrotadas en el campo electoral, pero se encuentran presentes en el seno de una parte importante de la sociedad estadounidense. Al Estados Unidos progresista y liberal se opone un proyecto conservador y puritano.
Si alguna dicotomía ha marcado la política contemporánea, prácticamente desde la Revolución Francesa, ha sido la que divide a la(s) derecha(s) de la(s) izquierda(s). Preferimos el uso del plural, hablaremos generalmente de las izquierdas y de las derechas, por razones que iremos explicando más adelante. Esta dicotomía ha sido puesta en duda desde la segunda mitad del siglo XX, con más fuerza se ha dudado de su pertinencia luego de la caída del bloque soviético. De esta manera, hay quienes señalan que no existe algo como la izquierda y la derecha, en medio de una realidad política “globalizada”, repleta de temas que cruzan transversalmente el espectro político, el problema ambiental y ecológico, la perspectiva de género, el cambio científico y tecnológico, por ejemplo, impidiendo cualquier respuesta “de derechas” o “de izquierdas”. Hay quienes, apelando a la lógica del marketing político, evaden el tema y se crean un “centro”, así sin más, para colocar allí a quienes no tienen posturas
Comentarios
Te reitero mis felicitaciones y te deseo el mayor de los exitos en todo lo que hagas.
Que Dios te bendiga.
JCP