Durante mi infancia y mi adolescencia desarrollé cierta predilección por el género épico, crecí leyendo “Venezuela Heroica” y muchos relatos de caballeros en armadura reluciente, viendo además muchas películas similares, etc. Mi acercamiento infantil y adolescente a la historia pasó por la inmadura admiración por personajes como Alejandro Magno, Julio César, Napoleón… y Bolívar. Pero, finalmente uno crece. Al evaluar hoy día a estos personajes uno no puede dejar de pensar en lo caros que resultaron ciertas personalidades hiperbólicas, ciertas subjetividades desatadas, a los pueblos que le dieron cuna… y tumba. Nadie ha podido contabilizar cuanta sangre costó que existiera un Alejandro Magno o un Napoleón. Hoy en día mi gusto épico se lo dejo a la evasión cinematográfica, la vida es demasiado bella, demasiado única, cada ser humano es demasiado valioso, demasiado irremplazable, como para asumir la vida con criterios épicos.
Se preguntarán a qué viene todo esto. La escalada retórica, brutalmente irresponsable, que ha desatado el gobierno venezolano, por boca del mismo Presidente de la República es reflejo de un infantil militarismo, y de una desesperación voluntarista ante el frenazo que la ciudadanía le ha dado a sus ambiciones personalistas.
Chávez quiere una "épica" definitiva, solo se concibe en medio de grandes confrontaciones existenciales, la administración le aburre terriblemente. No puede aceptar su finitud política, no puede admitir que su gobierno finalmente se extinguirá en la historia, que su período expirará con mucha pena, pero sin la más mínima gloria.
Este no es solo el gobierno de un militar, sino que también se expresa recurrentemente como un gobierno militarista y conservador, ranciamente reaccionario, adversario de la autonomía de los venezolanos, de cualquier cosa que se convierta en una vida libre para cada individuo, enemigo de que el venezolano tenga opciones. Porque la existencia de opciones, de libertad para escoger, limita la posibilidad de control.
Esa desesperación por la evasión épica, ese afán por el control de la vida cotidiana de cada venezolano, así como esa incapacidad comprobada para desarrollar una normal gestión de gobierno se están mezclando en lo que Venezuela está viviendo desde el 2 de diciembre de 2007. La “política exterior” ha sido el escape retórico de la irresponsabilidad gubernamental.
Esto ocurre, además, porque el gobierno no está fijando la agenda de la ciudadanía, y los intereses de la ciudadanía no impactan sobre la agenda del poder. La retórica gubernamental tiene muy escasa vinculación con las preocupaciones reales de la gente, y la oposición se convierte rápidamente en la alternativa real de poder al articularse con esas necesidades. El gobierno ha perdido la brújula, y escoge la grandilocuencia épica de confrontación exterior, la más radical irresponsabilidad guerrerista, para evadir sus incapacidades.
La ciudadanía, la sociedad, el pueblo, está expresando sus grandes preocupaciones, que no son problemas “menudos”, sino los más graves problemas que vive: la violencia de todos los días, el hecho de no conseguir leche para sus niños, ni el café para iniciar el día con un buen sabor en la boca. La vida de la gente está hecha de cotidianidades, ese es el primer gran reconocimiento que estos gobernantes no tienen capacidad de entender, no estamos hablando de épica, sino de la política convertida en gestión, en lo que debe ser una cotidianidad digna, justa y libre para el venezolano.
Mientras, la alternativa democrática que se continúa conformando en Venezuela, otra evidencia del ocaso de Chávez, está construyendo los consensos necesarios para encarar de manera creativa los problemas reales de los venezolanos. El Acuerdo que sectores democráticos firmaron esta semana es evidencia de un ejercicio de madurez política, partiendo del reconocimiento de la diversidad y de la pluralidad, se definen las grandes líneas de políticas públicas para que el venezolano sea más libre, para que Venezuela sea más justa, para que retomemos una senda progresista.
Entonces no queda sino hacer un llamado a la cordura política. Venezuela tiene más de un siglo sin guerras civiles. Venezuela jamás ha participado directamente en una guerra internacional. La paz es uno de los valores más profundos que los venezolanos nos hemos construido históricamente. La irresponsabilidad de la retórica de Hugo Chávez pretende llevarnos por el camino de la guerra, del conflicto bélico. Es evidente que el insulto permanente contra el gobierno de Álvaro Uribe, el espaldarazo que el gobierno venezolano le da a las FARC y demás fuerzas irregulares colombianas, el hecho de concertar una reunión con el Presidente de Nicaragua para insultar al gobierno colombiano, la verborragia desatada, no pretende otra cosa que provocar una guerra con Colombia. Es Hugo Chávez quien quiere un final épico, quien quiere una gran confrontación del tamaño de su grandilocuencia.
En nombre de la paz vivida, el pueblo venezolano debe detener esta escalada, por nosotros y por las generaciones futuras. No puede imponerse la guerra por encima de la voluntad de paz de los venezolanos. Hay que detener esta irresponsabilidad. Que el gobierno se dedique a desarrollar una gestión… y a preparar sus maletas para irse en 2013. ¡¡¡Dejemos la épica para la cinematografía ya!!
Comentarios
Respecto de Hugo Chavez, sólo puedo decir que me molesta bastante su tono de soberbia... y si es como dictan las leyes naturales "quien se humilla es ensalzado, y quien presume de sí exageradamente, acaba por ser humillado." -Al mismo equilibrio y armonía nos somete la sabiduría Divina.- Como si la verdad personal, lejos de ser una interpretación objetiva, tuviera un peso todavía mayor, en su tónica emocional.
Tenemos en Nuestro Presidente Mujica, un lado anverso: pretende un discurso "apto para todo pueblerino, sin educación extra ni instrucciones adicionales", pero no obstante sus contenidos y mensajes dejarían paso a la reflexión de varios intelectuales, -leídos-, desde una semántica con varios niveles interpretativos.
-¡Lo cual a su vez también nos presenta una diferencia difícil de conciliar! - Se trata por todos los medios de erradicar los prejuicios entre clases sociales, pero sin embargo, -me pregunto yo-, si es acaso su forma de hablarnos, a todos por igual, la que acaba por surtir efectos contrarios a los que se buscan, desde el mensaje último y primordial.
Se me dijo una vez que todo ejercicio del poder está basado en un diálogo, o un monólogo, -en el silencio también a veces-, y es el tipo de comunicación el fundamento en la comprensión, discrepancias y normativas del manejo político, entre "Gobernantes y Sociedad".
Si por 'épica' entendemos 'aventura' vital donde los intereses son múltiples y variados, "ganar o perder", trasciende lo personal y al individuo; y es la etapa evolutiva la que permanece plasmada en la Historia.
Obviamente La Paz, es Valor Vital de Libertad diferencial-conformada.
Henry David Thoreau, manifiesta en una recreación de sí mismo, la necesidad de igualar la teoría y la práctica.
"El Mundo Visible es Sólo un Pretexto" - La desobediencia civil apela a la búsqueda de la propia individualidad personal, y las diferencias que revalidan en suma, la pacificación cultural humana.
Descargar “Del Deber de La Desobediencia Civil”:
http://thoreau.eserver.org/spanishcivil.html