Pulverizar el bolívar ha generado una economía dual |
Para el
partido Un Nuevo Tiempo, si no se detiene destrucción de la moneda el
venezolano no podrá escapar de la trampa de la pobreza, por lo que plantea la
necesidad de restablecer la autonomía del BCV, detener la impresión arbitraria
de dinero, levantar la política suicida de rígidos controles económicos y
garantizar institucionalmente los derechos, solo así los agentes económicos
podrán volver a confiar en la economía y en la moneda venezolana.
El
señalamiento lo hizo el Secretario Nacional de Políticas Públicas de UNT, Ysrrael
Camero, en rueda de prensa, quien dijo que el valor de una moneda expresa la
confianza que se tiene en la economía de un país, así como su productividad.
“De manera que la economía venezolana no genera ningún tipo de confianza, por
ende, su moneda pierde valor cada día”.
“El valor del bolívar ha sido pulverizado, acabando con el poder adquisitivo real de la familia venezolana, sumiéndola en la pobreza y la dependencia. En 1999 el dólar se cotizaba a 573,88 bolívares (0,57388 bolívares fuertes), en julio de 2015 la tasa del dólar libre superó los 500 mil bolívares (501,21 bolívares fuertes)”.
Agregó que
la destrucción del valor del bolívar ha creado en Venezuela una economía dual,
incrementando las desigualdades entre los venezolanos. “Mientras unos pocos,
vinculados al gobierno nacional, tienen acceso a divisas extranjeras, dólares y
euros, viviendo en lujo y derroche, la gran mayoría de los venezolanos tiene
que sobrevivir con unos bolívares que han perdido todo su valor, deben hacer
colas para conseguir lo necesario para vivir. Los gastos se están dolarizando,
mientras que los ingresos de los venezolanos se siguen contando en bolívares
devaluados”.
Sostiene
que aumentar el salario mínimo sirve de poco cuando se destruye la moneda. “El
salario mínimo ha llegado a Bs. 7.421,68 mensual (247,39Bs. diarios), lo que
equivale apenas a 14,80 dólares mensuales. Hasta abril de 1999 el salario
mínimo urbano era de 100 mil bolívares mensuales, de los de antes, lo que
equivalía a 174,25 dólares. Para tener un salario equivalente en dólares en
2015, deberíamos tener un ingreso de 87.337 bolívares (a la tasa de 501,21)”.
La destrucción del salario mínimo: de 1999 a 2015 |
Argumentó que,
desde agosto de 2014, no se recibe un dólar preferencial ni los importadores,
ni los productores, eso significa que el dólar a 500 bolívares fuertes es el
dólar al cual está funcionando en
realidad la economía venezolana.
“Destruir
el valor de la moneda empobrece a toda la sociedad, y precisamente la
destrucción del valor monetario del bolívar ha sido parte de una política del
gobierno de Nicolás Maduro para controlar a los venezolanos empobreciéndolos”.
La política de controles ha fracasado
Indicó que
durante los 16 años del gobierno se ha dedicado a perseguir al productor
venezolano y a destruir la producción nacional, fortaleciendo la dependencia de
la economía venezolana de las importaciones y la dependencia de los ingresos
petroleros.
“Bloquean cualquier
posibilidad de inversión extranjera directa, ya que no llegan nuevos capitales
a la economía venezolana, escaseando las divisas. Venezuela es el país que menos inversiones
extranjeras directas recibe per cápita en toda América Latina. Países mucho más
pequeños reciben mucho más inversiones extranjeras que nuestro país”.
Igualmente
se refirió como parte de esta debacle económica a la destrucción de Petróleos
de Venezuela (PDVSA) y de las industrias de Guayana, limitando la posibilidad
de que ingresen divisas fruto de la producción y exportación de estos productos.
Aseguró que
acabar con la autonomía del Banco Central de Venezuela, convirtió a la
institución en un apéndice monetario del Ejecutivo Nacional para financiar un
aumento irracional del gasto público imprimiendo bolívares indiscriminadamente.
“Se ha
inflado de tal manera la impresión de dinero que, a finales de junio se ha
llegado a 2,6 billones de bolívares de liquidez, con unas reservas
internacionales de apenas de 16 mil millones de dólares. El resultado de esta
situación es una inflación galopante. Esa inflación significa que el bolívar
vale cada día menos, esta devaluación del bolívar no solo ha pulverizado los
ahorros de los venezolanos sino que ha pulverizado su capacidad de ahorro a
futuro”. La liquidez monetaria ha aumentado en un 27,24% desde enero de 2015
(564,39% desde 1999).
Prosiguió
Camero señalando que el control de cambio ha sido un “estrepitoso” fracaso si a
evitar la fuga de capitales nos atenemos. “Desde que se estableció el nuevo
control de cambio, el 5 de febrero de 2003, se aceleró la fuga de capitales y
la devaluación de la moneda. En 2003 el dólar se encontraba a 1.600 bolívares.
Al momento de la reconversión monetaria en 2008, se encontraba a 2.150
bolívares (2,15 bolívares fuertes). En 2010 es creado el SITME, con una tasa de
5,3 bolívares fuertes (5.300 bolívares). En febrero de 2013 el dólar se
cotizaba ya a 6,3 bolívares fuertes (6.300 bolívares). El dólar libre se
despegó hasta alcanzar en julio los 501,21 bolívares. El bolívar es hoy la
moneda más débil de América Latina”.
Propuestas para reconstruir la confianza en la moneda
En nombre
del partido Un Nuevo Tiempo su Secretario de Políticas Públicas propuso que,
para recuperar la economía del país, se debe restablecer la confianza de los
agentes económicos, para permitir a los venezolanos volver a producir. Es
prioritario devolver la autonomía del Banco Central de Venezuela para detener
la emisión artificial de dinero.
“Hay que
levantar la política de controles rígidos sobre la economía, que han fracasado
por completo, permitiéndole a los agentes económicos restablecer la producción
y comercialización libre de bienes y servicios. Restaurar la vigencia del
Estado de Derecho, incluyendo la garantía efectiva al derecho de propiedad.
Garantizar la transparencia y eficiencia en el gasto público. Permitírsele a la
Asamblea Nacional ejercer la Contraloría sobre la totalidad del presupuesto.
Así como invertir en el incremento de la productividad de nuestra economía a
través de una política de alianzas entre el sector público y el privado”, culminó.
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