El chavismo de 1998 era una heterogénea coalición Varios proyectos coexistían en la nueva elite política que alcanzó el poder en Venezuela a principios de 1999. Había dentro del denominado Polo Patriótico una mixtura aluvional bastante diversa, desde antiguos náufragos del socialismo real, algún admirador de Corea Del Norte, mucho oportunista que veía la posibilidad de cambiar una hegemonía por otra, alguno que otro perezjimenista, y muchos creyentes o crédulos, de buena o de mala fe, que apostaban por una revancha que torciera el rumbo de la República. Pero el aluvión se fue depurando con el tiempo, dejando desnuda la tensa coexistencia de dos proyectos de poder que comparten objetivos y métodos, aunque difieran en su historia previa. Primero, aquel representado en un conglomerado de dirigentes de la ultraizquierda, enamorados en su momento del socialismo real, bien sea la versión cubana o la soviética primigenia, y entrampados ahora en lo que consideran su “oportunidad his
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