Estoy llegando de dar clases en la Universidad Central de Venezuela, hoy teníamos un día de exposiciones en historia económica. A las siete y media de la noche la Facultad fue desalojada. Había venido escuchando el traqueteo continuo de los disparos de armas de fuego y las explosiones desde que empezamos la clase, venían dichos sonidos de la Plaza del Rectorado. Más temprano, al entrar por Plaza Venezuela a las cinco de la tarde, tuve la oportunidad de observar un pequeño grupo violento interrumpiendo el ingreso a la universidad. Al salir de FACES me dirigí hacia la Plaza Cubierta, en contra de los consejos de otros profesores, porque quería ver con mis ojos la destrucción que los sonidos anunciaban. A lo lejos, el fuego adornaba esperpénticamente a nuestra Tierra de Nadie. Subí a la Plaza Cubierta para encontrar el dantesco espectáculo de un Toyota incendiado incrustado a las puertas del Rectorado. Un acto de vandalismo político que tiene un objetivo muy claro, aterrorizar a quienes q
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