En Venezuela hemos estado viviendo desde hace más de una década un proceso de destrucción institucional de las bases que sostienen cualquier sociedad abierta y cualquier Estado Liberal Democrático. Sobre las ruinas dejadas por esta destrucción se ha venido estableciendo una débil institucionalidad, creada para garantizar la permanencia de una nueva hegemonía política, que trae consigo un proyecto de corte totalitario, que implica la destrucción de cualquier forma de autonomía política, económica o social. La trampa comunal, que se expresa en los postergados proyectos de Ley de Comunas y de la Ley de Economía Comunal , amparada en el Proyecto Nacional Simón Bolívar (PNSB) , constituye paso fundamental en la creación de esta nueva institucionalidad de control y centralización de la sociedad. Más allá de que la Asamblea Nacional, ante la resistencia de la opinión pública y de las propias bases del chavismo, haya postergado la discusión de estas leyes, su presentación ya denota su talante
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