Votar NO es defender la paz democrática y el progreso, es negarse a un proyecto militarista y personalista, es nuestra nueva oportunidad de apostar por el futuro en contra de la encarnación de la reacción y del arcaico caudillismo. Estoy convencido que votar NO en el referéndum del 15 de febrero es un ejercicio supremo de afirmación democrática y republicana. Este es el momento en que el NO tiene un carácter profundamente afirmativo, afirmar la democracia, afirmar la República, afirmar el principio del gobierno alternativo. Nuestro compromiso con la larga marcha que la sociedad venezolana ha venido dándose hacia la construcción de la democracia, pasa por detener la posibilidad de la reelección indefinida. Votar NO es ratificar nuestra ciudadanía. Eso pasa por quebrar el chantaje con el que Chávez pretende secuestrar como rehén al pueblo venezolano, y principalmente a aquellos que lo han seguido hasta el día de hoy. El discurso personalista del Presidente ha devenido, obsesivamente, en
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