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Mostrando entradas de 2017

¿De qué tipo de Constituyente estamos hablando?

En el mejor de los casos, una Constitución ha de ser la forma más elevada de pacto social entre los ciudadanos. Debería contener el armazón institucional, el conjunto de reglas comunes, que rigen el funcionamiento del poder en una sociedad, por lo que constituye el supremo manual de procedimientos que rige a una comunidad, estableciendo también derechos y deberes de los ciudadanos, lo que coloca tanto un límite claro como un cauce de acción al poder. En la tradición latina también ha de establecer un horizonte hacia el cual esta sociedad pretende moverse en un determinado momento. Por eso en ocasiones nuestras constituciones parece ser también una carta de deseos, que expresa aquella agenda de luchas de diversos sectores sociales presentes en el momento de su redacción. Cada ley expresa, jurídicamente, un momento específico de una lucha social y política, refleja un mapa de fuerzas concreto, que sigue en movimiento luego de su proclamación. Evidentemente, en el marco de esa

Acercándonos a las crisis de la democracia en el siglo XXI

¿Cuál es el destino de este particular artefacto griego? La democracia es un artefacto frágil pero brillante, cargado de múltiples virtudes, pero vulnerable y poroso frente a diversas amenazas. En el marco de la construcción de una sociedad abierta es un instrumento idóneo para garantizar la legitimidad del orden público, pero no consagra estabilidad porque se nutre de una incertidumbre fundamental: el poder está sometido al escrutinio público. El matrimonio entre la antigua y polémica tradición democrática, con dos mil quinientos años de antigüedad, y la más reciente tradición liberal, con poco menos de dos centurias de experiencia, parece ser tan sólido que muchos han olvidado que fueron creados como dos artefactos distintos, ideados para resolver dos problemas diferentes en la sociedad. La democracia que responde a la pregunta del origen y fundamento del poder, el gobierno de los muchos, de las mayorías, del pueblo, de los ciudadanos. Y el liberalismo que se propone limitar

¿Cómo llevarlos a unas elecciones?

¿Tendremos elecciones? ¿Cuándo y cómo? Grandes cuestiones en la vida humana dependen de hacer la pregunta correcta. Avanzamos más a partir de nuestras dudas que sobre nuestras certezas. Por eso decidí comenzar este escrito escudriñando alrededor de una interrogante fundamental para poner en claro el futuro inmediato de Venezuela. El deslizamiento autocratizante Desde las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015 la dinámica del sistema político venezolano no ha dejado de fluir. Hasta hace poco tiempo podíamos caracterizar al régimen como un autoritarismo competitivo. Hoy la autocratización ha venido avanzando hasta eliminar los escasos rasgos competitivos del sistema, Venezuela está sumergida en un régimen autoritario que viola los Derechos Humanos, persigue y encarcela a la disidencia, controla los medios de comunicación y, finalmente, confisca el derecho de los venezolanos a votar. Luego de que la oposición democrática obtuviera las dos terceras partes de la