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La Generación de los cambios

"La autodenominada Generación del 28 emerge en un momento crítico de la historia venezolana, y son tanto la evidencia como los catalizadores y propulsores de las grandes transformaciones de la Venezuela contemporánea. Emergen en el momento en que la Venezuela rural, la del latifundio y la de la economía del café, está viviendo su crisis terminal, es el fin decadente del proyecto liberal decimonónico. Mientras, con ellos emerge la Venezuela urbana, petrolera y moderna, la del proyecto liberal democrático."

1. El contexto: la ruptura de los sectores medios latinoamericanos.

En 1918 en la ciudad argentina de Córdoba estalló un movimiento que representó la evidencia de una ruptura generacional y política en América Latina. La denominada Reforma de Córdoba pretendía remover los pilares conservadores de la institución universitaria, calificada por el movimiento estudiantil de anacrónica. La Reforma iniciada en esta ciudad trajo consigo la emergencia de un movimiento estudiantil proveniente de los sectores medios de las sociedades latinoamericanas.

Por razones distintas en cada caso la llama pareció extenderse por el resto del continente, lo que había empezado en Argentina en 1918, se extendió a Perú y Chile en 1920, hasta llegar a Cuba en 1923, a Colombia y Panamá en 1924, a Bolivia en 1925, a Paraguay en 1927. En muchos de estos casos la aparición de una nueva generación estudiantil trajo consigo mucho más que una ruptura dentro de las vetustas casas de estudio, sino que contribuyó con un importante cambio histórico en América Latina, representando el ascenso de nuevos proyectos de modernización y democratización del continente.

Personajes que emergieron en estos escenarios, como Víctor Raúl Haya de La Torre en Perú, Rómulo Betancourt en Venezuela, Carlos Prío Socarrás en Cuba, Germán Arciniegas en Colombia, serían claves en el futuro del continente. Pero no solo esto, la emergencia de actores colectivos, de nuevos partidos políticos, conllevaría la aparición de proyectos de ruptura radical de la sociedad.

El movimiento estudiantil sería clave en los procesos históricos posteriores en países como Venezuela, Cuba y Guatemala. Por ejemplo, la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) cubana seria protagonista de primera línea contra la dictadura de Machado, durante la revolución de 1933, hasta llegar a imponer a Ramón Grau San Martín como Presidente, constituyendo parte del núcleo fundador del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), importante actor de la democratización cubana en los años 40.

2. El atraso venezolano.
Venezuela se encontraba en medio de una importante transición, la expansión de la explotación petrolera había empezado a cambiar la fisonomía de un país tradicionalmente caracterizado por ser un exportador de café, para convertirse en una economía minera.

Con poco menos de tres millones de habitantes, de los cuales casi cuatro quintas partes residían en un campo depauperado y sometido al latifundio, al paludismo, a la malaria y al hambre, Venezuela era uno de los países más atrasados del continente, tanto política como socialmente. A pesar del profundo atraso de la sociedad el tránsito del campo a la ciudad se había iniciado, mientras nuevos sectores parecían emerger en medio de los últimos años de la tiranía gomecista. La dictadura personal de Juan Vicente Gómez, convertida ya en un sistema político, tenía dos décadas de duración cuando los vientos del cambio llegaron a las aulas universitarias de la capital.

3. Los hechos de la Semana del Estudiante de 1928.

Provenientes de diversas partes del país, llegaron muchos de ellos a las aulas del Liceo Caracas, dirigido por Rómulo Gallegos, donde, entre letras y números, fortalecieron una temprana conciencia política, un dolor cívico, respecto a la dictadura que sufría Venezuela.

Estos jóvenes ingresaron en la Universidad Central de Venezuela, una vez reabierta, entre 1923 y 1925. Desde allí promovieron la reconstitución de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV) en 1927, Jacinto Fombona Pachano fue electo como su primer presidente.

Una parte importante de los estudiantes de la Universidad provenía del interior del país, por lo que era necesidad imperiosa la consecución de albergue. La FEV planteó la idea de recaudar fondos para la creación de la Casa de Andrés Bello, dedicada a la realización de actos culturales y a recibir a los estudiantes sin casa. Con este objetivo se planificó un conjunto de actividades. Se escogió la semana del 12 de febrero, en conmemoración de la Batalla de la Victoria, para la realización de los eventos, denominados la Semana del Estudiante.

Entre los actos programados se encontraban un desfile desde la Universidad hasta el Panteón Nacional, la coronación de Beatriz I, el recital de la juventud en un teatro, una concentración juvenil en La Pastora, y la realización de una becerrada.

El 31 de enero los estudiantes eligieron a Beatriz Peña como reina para presidir las fiestas. A las diez de la mañana del 6 de febrero se inicia la marcha de los estudiantes, tocados con boinas azules, de la Universidad al Panteón Nacional, donde Jóvito Villalba pronuncia su primer discurso público. En la Plaza La Pastora rindieron homenaje, con una ofrenda floral, a José Félix Ribas. Joaquín Gabaldón Márquez pronunció allí un discurso.

En la noche del 6 de febrero se realizó en el Teatro Municipal una gran velada de exaltación a Beatriz I, que incluyó, además de varios actos musicales, los discursos de Juan Bautista Oropeza, de Jacinto Fombona Pachano y de Pio Tamayo, quien pronunció un incendiario homenaje a Beatriz I. El evento culminó con las notas del “Himno de los Estudiantes” de Juan Bautista Plaza.

El 8 se realizó un Festival poético, en el que intervinieron, entre otros, Miguel Otero Silva, Fernando Paz Castillo, Antonio Arraiz, Gonzalo Carnevali, clausurando el acto Rómulo Betancourt. Durante la noche se realizó un agasajo a Beatriz I en el danzing Lion Doré.

El 9 se publicó el Decreto de Beatriz I sobre el uso obligatorio de la boina azul. Mientras el rector de la Universidad Diego Carbonell es destituido, siendo reemplazado por Juan Iturbe, quien suspendió las actividades de manera temporal. El sábado 11 se designó un nuevo Rector, Plácido Daniel Rodríguez Rivero, quien impuso un régimen de vigilancia en la Universidad.

El domingo 12 se clausuró el evento, al otro día fueron apresados Rómulo Betancourt, Pío Tamayo, Jóvito Villalba y Guillermo Prince Lara, quien había destruido una placa conmemorativa que se encontraba en la Escuela de Medicina.

El miércoles 22 los estudiantes enviaron un telegrama a Juan Vicente Gómez exigiendo “reducirnos a prisión”. Las calles de Caracas fueron cubiertas con el texto del telegrama. Durante la noche se iniciaron los arrestos, los estudiantes se entregaron masivamente en la cárcel: más de doscientos desde el primer día. Dos días después 214 estudiantes presos, fueron llevados al Castillo de Puerto Cabello, donde se mantuvieron presos durante 12 días.

Hubo protestas masivas en Caracas, especialmente en el barrio San José, con cierre de comercios, huelga de los empleados de los tranvías y de los choferes, así como en la Universidad de Los Andes, y en otras ciudades.

4. El significado de la Generación del 28 en la historia de Venezuela.

La autodenominada Generación del 28 emerge en un momento crítico de la historia venezolana, y son tanto la evidencia como los catalizadores y propulsores de las grandes transformaciones de la Venezuela contemporánea. Emergen en el momento en que la Venezuela rural, la del latifundio y la de la economía del café, está viviendo su crisis terminal, es el fin decadente del proyecto liberal decimonónico. Mientras, con ellos emerge la Venezuela urbana, petrolera y moderna, la del proyecto liberal democrático.

Siguiendo las reflexiones del historiador Manuel Caballero, las características novedosas de esta generación de ruptura histórica se tornan evidentes desde un primer momento, reivindican el “nosotros” contra el “yo”, lo que le da un carácter colectivo del movimiento, como una oposición al tradicional personalismo de los caudillos, lo que se reforzará incluso en la adopción del símbolo proletario de la boina vasca, que pretende mezclarse en la multitud, no destacarse; por otro lado son una generación orgullosa de su carácter intelectual, del uso de la palabra, bien sea en su forma hablada o escrita; reivindican el carácter urbano de la política democrática moderna en la Venezuela del siglo XX, la política se hace en la calle, desarmados, con las nuevas masas urbanas, por lo que el gran poder de los movimientos democráticos generados a partir de esta movilización no radicará nunca en su poder de fuego, sino en su número.

El nuevo liderazgo que nace en la Generación del 28 tiene un conjunto de características que lo diferencian del pasado venezolano, primero, a pesar de constituirse finalmente en los constructores del proyecto liberal democrático, son confesamente anti–liberales, es decir, serán demócratas, su rechazo al liberalismo tiene menos un carácter doctrinal que un rechazo al liberalismo tradicional del siglo XIX venezolano; se encontrarán obsesionados por la honradez administrativa; tendrán un carácter civil y antimilitarista, anticaudillista. Su concepción de la política, al partir de un análisis más complejo de la realidad, supera la idea de una simple administración, para convertirse ésta en un instrumento de transformación de la sociedad, en la búsqueda de “la conquista de un estado social y equilibrado”, utilizando como instrumento uno de las grandes creaciones del siglo XX venezolano, la organización política moderna, el partido y el sindicato.

Pero la transformación no se limitaba a Venezuela, la actuación pública de la Generación del 28, y gran parte de su formación política e intelectual, coincidió con un profundo proceso de transformación mundial. El 24 de octubre de 1929 se derrumba la Bolsa de Nueva York, el impacto en Venezuela es sentido a mediano plazo, para mediados de 1930, a través principalmente de la depresión de los precios del café, así como una limitada entrada del café a los mercados, la industria petrolera reducirá su actividad, pero en una proporción mucho menor. La década de los treinta verá caer los paradigmas del liberalismo económico, emergiendo diversas formas de planificación económica.

Esta década, con su debate político ideológico, marcará las características del proyecto liberal democrático que la Generación del 28 concebirá, y luego pondrá en práctica, en las décadas posteriores, la construcción de la Venezuela democrática moderna.

Para leer más:

ACEDO DE SUCRE, María de Lourdes y Carmen Margarita Nones M., La generación venezolana de 1928, Caracas, Fundación Carlos Eduardo Frías, segunda edición, 1994, 194pp.

BETANCOURT, Rómulo, Antología Política, Volumen primero 1928–1935, Caracas, Fundación Rómulo Betancourt, 1990, 604pp.

CABALLERO, Manuel, Gómez, el tirano liberal, Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, cuarta edición, 1995, 383pp.

CABALLERO, Manuel, Las crisis de la Venezuela contemporánea, Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana / Contraloría General de la República, 1998, 180pp.

CABALLERO, Manuel, Las Venezuelas del siglo XX, Caracas, Editorial Grijalbo, 1988, 306pp.

CABALLERO, Manuel, Rómulo Betancourt, político de nación, Caracas, Alfadil Ediciones / Fondo de Cultura Económica, 2004.

CARRERA DAMAS, Germán, Emergencia de un líder, Rómulo Betancourt y el Plan de Barranquilla, Caracas, Fundación Rómulo Betancourt, 1994.

DÁVILA, Luis Ricardo, La democracia venezolana: orígenes ideológicos y sociales, Mérida, Universidad de los Andes, 1991.

PINO ITURRIETA, Elías, Venezuela metida en cintura: 1900–1945, Caracas, Lagoven, 1988, 116pp.

SOSA ABASCAL, Arturo y Eloi Lengrand, Del garibaldismo estudiantil a la izquierda criolla (Los orígenes marxistas del proyecto de AD 1928–1931), Caracas, Fundación Rómulo Betancourt, 1995.

SUÁREZ FIGUEROA, Naudy, El joven Rómulo Betancourt, De la Semana del Estudiante al Plan de Barranquilla (1928–1931), Caracas, Fundación Rómulo Betancourt, 2008, 168pp.

SUÁREZ FIGUEROA, Naudy, La Generación del 28 y otras generaciones, Caracas, Fundación Rómulo Betancourt, 2007, 136pp.


[Versión ampliada del artículo publicado en el Desafío de la Historia]

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